5.27.2018

Lejos de casa







       6:40 hora de levantarse, bañarse, y deleitarse con una de esas pistas musicales que te levantan el animo y te hacen pensar que todo vale la pena, por supuesto no hay que olvidar esos 5 minutos en los que sentado sobre la cama reflexionas sobre la creación del universo y las galaxias. Una rutina que desde hace meses se ha convertido en parte fundamental de esa nueva experiencia de ser extranjero.

      Ya esa taza de café mañanera que siempre era servida por mamá, no está, la cafetera ha usurpado ese lugar. Ya nadie toca tu puerta para despertarte, así que si la alarma falla, es mejor morir. El tiempo pareciera estar minuciosamente medido en este país, todo se mueve a un ritmo más acelerado, ya los fines de semana no son de lavar tu ropa, sino de enviarla a la lavandería; ya el día libre no quieres salir si no quedarte durmiendo lo más posible, ya ahora cuando sales quieres comprar sabanas y ollas, en vez de ropa y zapatos.

     Todo cambia, pero el optimismo que caracteriza al venezolano siempre queda; es complicado ver como parejas que emigran con sus hijos de un día a otro se quedan sin empleo, cayendo en la desesperación de recordar que ya no están cerca de casa, que ya la cuñada no podrá cuidar al bebé para que ambos trabajen, y la abuela no preparará esos ricos platos de comida que por el cansancio, al llegar del trabajo, no da tiempo de preparar.

    Son un montón de cosas las que aprendes al estar lejos de casa, como por ejemplo, a no creer que emigrar es entrar en un inmenso estado de tranquilidad y alegría, debes estar siempre preparado para lo peor, a algunos más que a otros les toca tomar el duro trago de la xenofobia, o de ser explotado en el trabajo. La realidad es otra cuando se vive, cuando son tus horas de sueño las que se pierden frente a un monitor o atendiendo un puesto de comida rápida.

    En definitiva, no todo es malo, ya que estando lejos de casa, conoces también a gente buena, gente que ayuda, que cree en esas ganas de trabajar que tiene el venezolano, y pues bueno solo queda esperar que algún día la justicia divina, se compadezca de nuestra Venezuela, quizá no sea hoy, pero en un mañana no muy lejano un pasaje de avión o bus, con destino a Venezuela, será lo más vendido en el Perú.

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